CAPÍTULO 1
Desperté de ese sueño tan maravilloso y profundo, por culpa de mi reloj despertador, que daba pitidos fastidiosos.
Mi nombre es Isaac y soy un estudiante de la Universidad.
Me gusta leer textos de aventuras, misterio y algo de fantasía.
- ¡Isaac, ya es hora de que te des una ducha! Luego bajas a desayunar. ¡Tienes que estar presentable en tu primer día del nuevo ciclo escolar!.– mi madre me gritó desde el primer piso de la casa.
¡Rayos! lo olvidaba. Un nuevo año de estudios y conocimientos por delante. Estas fechas son las que me ponen de nervios, con ese dolor característico en el estómago.
Me metí al baño, mis ojos no se abrían por completo. Estaba soñoliento aún. Lentamente fui girando la llave de la regadera. Cayó el primer chorro de agua helada, que me golpeaba fuertemente.
La energía fue entrando en mi cuerpo. Agarré el shampoo y el jabón y comencé la ducha. Lentamente, tratando de relajar esa emoción que sentía.
Al terminar, me sequé con mi toalla favorita, la del símbolo de la pirámide y el ojo, que se encuentra en el reverso de un billete de un dólar.
Regresé a mi cuarto. Abrí el ropero y ahí estaba. Mi uniforme. Ya lo extrañaba. Esa emoción de los primeros días de clases regresó a mí, los de la primaria, la secundaria, la preparatoria y ahora, la universidad.
Me cambié rápidamente de ropa. Me lavé la cara con ese jabón de aroma suave y me cepillé los dientes. El cinturón, los zapatos relucientes, mi típico peinado decente con exceso de gel, mi credencial y mi celular. Todo listo para la escuela.
Bajé a la cocina, y estaba mi mamá esperándome para que desayune.
-¡Buenos días!- le dije con mi sonrisa de boca a boca.
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